viernes, 14 de mayo de 2010

EN MEMORIA DEL FIN DE LA II GUERRA MUNDIAL

HACE 65 AÑOS

NUESTRA VICTORIA


Hace 65 años, un 9 de mayo de 1945, el mando militar alemán, derrotado en la batalla de Berlín, firmó la capitulación que puso virtualmente fin a la Segunda Guerra Mundial. La foto del recuerda nos muestra al generalazo de la Wehrmacht con rostros adustos suscribiendo un documento ante los Mariscales Soviéticos.
Días antes, en las primeras horas del 30 de abril -en medio de una ciudad derruida-, una patrulla militar soviética había izado la bandera roja con la Hoz y el Martillo en el principal edificio germano -el Reichstag- que sobrevivía a la hecatombe. Se hizo tangible así la victoria del Ejército Rojo sobre las huestes hitlerianas, luego de 1,418 días y noches de combate.
Ante el asombro del mundo, cayó entonces por los suelos el Imperio Nazi, que apenas doce años antes -en enero de 1933- se había aupado en el Poder de la vieja Alemania, y había prometido al mundo “un milenio de dominio pardo”.
Hoy, los grandes medios de comunicación han olvidado esta hazaña. Casi ninguno se ha referido a ella porque los intereses que defienden, no fueron los que triunfaron en la contienda. En buena medida, ellos también resultaron derrotados porque la quiebra del poder abatido implicó el fracaso completo de la estrategia imperialista, empeñada en destruir a la URSS a cualquier precio.
Su silencio nos confirma la idea de que, finalmente, la victoria de mayo del 45 no fue “un triunfo de todos” -como se suele decir- sino el resultado de una victoria heroica de quienes entregaron sus vidas defendiendo a la especie humana de la barbarie, y afirmando el rumbo de un orden socialista, más humano y más justo.
En nuestro tiempo los panegiristas del Gran Capital, no se ponen de acuerdo. Unos sostienen, en efecto, que es mejor “olvidar el pasado” y “mirar hacia delante”, como si la historia no hubiera ocurrido nunca. Otros sostienen, en cambio, que sí hay que voltear los ojos, pero no para recordar, sino para escribir la historia con otros signos.
Buscan presentar, entonces, la idea de que la derrota de Alemania en la II Guerra, fue consecuencia de la participación de las potencias capitalistas, lideradas por los Estados Unidos.
En el fondo, olvidar toda la historia resulta casi igual que distorsionarla. Y es que, finalmente, los Poderosos creen que los pueblos terminarán por creer en ellos si repiten lo mismo obcecadamente. Es decir, si ocultan el papel de la URSS, y si se atribuyen sin rubor una victoria que no les pertenece.
Al tiempo que ha ideado esa manera de ver los hechos, la clase dominante -y sus medios de comunicación- han revitalizado la ofensiva mundial contra el socialismo. Piensan que como no existe ya la Patria Soviética, los pueblos no tendrán la fuerza suficiente para expresar su verdad.
Hay que demostrarles que, en el tema, se equivocan por completo. Como en su momento la Comuna de Paris, ahora la Rusia Soviética habrá desaparecido. Pero la verdad se levanta como una columna imbatible ante los ojos de los pueblos.
El nazi fascismo surgió en el mundo después de la Primera Gran Guerra, cuando luego de la crisis europea y de la experiencia victoriosa de la Revolución Rusa, la Clase Dominante vio peligrar su hegemonía.
A los sucesos de octubre de 1917 en el viejo país de los Zares, y al advenimiento de un orden social nuevo surgió en diversos confines del planeta lo que se conoció como “la ola revolucionaria de los años 20”.
Recordemos tan solo la Insurrección de Vladaya en, la Revolución de Finlandia, que permitió el ascenso al Poder de los trabajadores liderados por Otto Kussinen, la victoria de Bela Kun en Hungría y el establecimiento efímero de un régimen revolucionario en el país de los Crisantemos, el surgimiento efímero de la República Soviética de Baviera en 1918; unidas a las grandes luchas del proletariado mundial en Francia, Italia, Inglaterra, Egipto, La India y China. A ellas luchas, sumemos la huelga de los 370 mil fundidores de acero en los Estados Unidos y las grandes acciones del proletariado latinoamericano que emergió precisamente en ese periodo sembrando las semillas que se cosechan hoy.
Para detener a sangre y fuego el ascenso revolucionario de los pueblos fue que el Gran Capital engendró -como Metistófeles en el laboratorio del Dr. Fausto- a esos monstruos que pusieron al mundo al borde su destrucción.
Benito Mussolini y Adolfo Hitler fueron, en efecto, creación directa de los monopolios, empeñados en un esfuerzo desesperado por salvar la cadena de dominación imperial, e impedir la expansión del socialismo en el mundo.
Las grandes potencias capitalistas incubaron siempre la idea de que los gobernantes de Roma y Berlín las sacaran las castañas del fuego y pusieran a buen recaudo el modelo de dominación occidental que tantos beneficios produjo al Capital Financiero.
Le permitieron así a la Alemania Nazi y a la Italia Fascista apoderarse sin resistencia alguna de toda Europa, y alentaron a las camarillas gobernantes en Berlín y Roma para que enfilaran sus baterías contra el país soviético en procura de enterrar de una vez, y para siempre, la victoriosa experiencia del socialismo.
Una a una entregaron las burguesías europeas a sus países a la voracidad implacable del Nazi-Fascismo, y así cayó Praga en 1939, Varsovia en 1939, Paris en 1940 y virtualmente todas las capitales de Europa en los mismos años. Los agresores se apoderaron de Holanda, Noruega, Grecia, Yugoslavia, Holanda y Bélgica ante la pasividad de las potencias occidentales y cuando en junio de 1941 las hordas nazis irrumpieron en territorio soviético en dirección a Leningrado, Moscú y Stalingrado, ellas se cruzaron de brazos, a la espera de los resultados de su política de “neutralidad” e indiferencia.
Sólo cuando el ejército alemán fue echado de las puertas de Moscú, cuando la Unión Soviética logró quebrar -después de heroica resistencia- el Cerco a Leningrado y el Ejército Rojo pudo derrotar categóricamente al invasor en Stalingrado - febrero de 1943- las llamadas “potencias aliadas” pensaron en la posibilidad de intervenir en la guerra. Y fue apenas el 6 de junio de 1944 cuando, luego del desembarco de Normandía, el ejército de los Estados Unidos y las tropas inglesas se desplegaron en suelo europeo. Fue en esa circunstancia que los dirigentes de las potencias capitalistas miraron a la Unión Soviética con una extraña mezcla de admiración y pánico. Aun se recuerda que fue precisamente Winston Churchill quien en carta dirigida a Stalin el 27 de septiembre de ese año no pudo omitir el hecho que “fue el ejército ruso el que destripó la máquina militar alemana y resiste hoy en su Frente el empuje de fuerzas enemigas muy superiores”.
Años más tarde, en 1946, el propio Churchill llamaría otra vez a las potencias capitalistas a cerrar filas contra la URSS levantando -para aislar a la URSS- el tristemente célebre “telón de acero” que la prensa occidental atribuyó sin vergüenza alguna a la Unión Soviética.
Las cifras oficiales hablan de 20 millones de muertos que la URSS aportó al mundo en los años de la Gran Guerra. El país sufrió la destrucción física de casi ¾ partes de su infraestructura y capacidad productiva, y registró enormes pérdidas en los más diversos órdenes; pero resistió a pie firma y condujo al mundo a la victoria. Aunque lo objeten por otras razones, ni siquiera los líderes occidentales pudieron negar en su momento el papel de Stalin en la gran victoria de la humanidad en el marco de esta horrenda conflagración.
Hoy, cuando la URSS ya no existe, es deber de los pueblos reivindicar la historia y reconocer que si la Unión Soviética no hubiese salvado al mundo de la barbarie, todos los pueblos habrían sido esclavizados y diezmados sin piedad.
Si los grandes medios no quieren reconocer esta epopeya de la historia, los pueblos deben revindicar como esa victoria como suya. Al fin y al cabo, ella nos pertenece.

Artículo que nos llegó con el encabezamiento de: Por GUSTAVO ESPINOZA M. (*) Lo difundimos por que también ese es nuestro sentir.

Acerca de Inambari


MOVIMIENTO POR AMNISTÍA Y DERECHOS FUNDAMENTALES

¡POR PRODUCCION NACIONAL Y TRABAJO PARA EL PUEBLO!
¡LIBERTAD ECONÓMICA, CONTRA EL NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN, REVISIÓN DE LOS CONTRATOS CON LAS EMPRESAS MONOPÓLICAS!


A la opinión pública, a nuestro pueblo:

El gobierno aprista prosigue aplicando neoliberalismo al servicio de la globalización imperialista, al servicio de los grandes capitales monopólicos, principalmente del imperialismo norteamericano

Al amparo de los tratados de Libre Comercio, ha entregado grandes extensiones de nuestro territorio para la explotación de minerales, hidroeléctricas, extracción de petróleo y madera, etc., continuando con una economía centrada en exportar minerales como hace décadas. Así la sociedad peruana es primario exportadora como ayer, o incluso más, somos país exportador de productos agrícolas y minerales en lo fundamental. La industrialización del país es una quimera centenaria.

Dentro de esos proyectos entreguistas, está la construcción de la Central Hidroeléctrica de Inambari, en cumplimiento del convenio de la Integración Energética Perú – Brasil, del 5 de marzo d 2010, utilizando el pretexto de “interés público superior” pretenden entregar extenso territorio de nuestra selva puneña a los intereses del Brasil, en perjuicio del pueblo de Inambari, de Puno, del Perú.

Para la aplicación de estos proyectos, el Poder Ejecutivo busca aprobar dos proyectos de ley totalmente lesivos a los derechos fundamentales del Pueblo, en el presente caso de Inambari – Puno, Cusco y Madre de Dios. Pues el proyecto firmado por García Pérez y Velásquez Quesquen y, presentado con carácter de urgente al Congreso, ha sido derivado a las Comisiones de Justicia y Mujer, éste pide modificar el artículo 8º de la ley Nº 28223, ley del desplazamiento interno.

El artículo8 de la ley 28233, está referida a los desplazamientos internos por conflictos armados ( de esa manera el Estado peruano ha reconocido mediante Ley expresa la guerra interna, con fines declarados de protección a las poblaciones desplazadas para su retorno o para su desplazamiento), pero el gobierno aprista pretende incorporar –además – la causal de movilización de los pueblos, en razón de “grandes proyectos de desarrollo”.

De esa manera quieren utilizar legislación y tratados internacionales específicos para temas de conflictos, para acondicionarlos y beneficiar a los grandes monopolios imperialistas, para seguir usando la llamada lucha contra el terrorismo en la aplicación del neoliberalismo en función de los TLC y la globalización.

Ponen en cuestión el Convenio Nº 169 de la OIT, suscrito por el estado Peruano en 1994, así, la Comisión de expertos en aplicación de convenios y recomendaciones de la OIT, instó al Estado peruano a suspender todas las actividades de exploración y explotación de los recursos naturales mientras no se asegure la participación de las comunidades, previa consulta informada a los pobladores, a quienes, como en el caso concreto, les asiste el derecho de luchar por el respeto a sus tierras y a las riquezas naturales de Inambari.

Un aspecto principal es, que alrededor de 10,000 habitantes serán desplazados forzosamente de sus tierras, alejados de sus lugares de origen, de su medio de subsistencia, en función de que? en función del interés del gran capital brasileño. Nuevamente la tierra se convierte en mercancía mediante el despojo campesino para acumulación de capital en beneficio de la evolución del capitalismo burocrático e imperialista.
El impacto ambiental que implicaría este proyecto, con la depredación de 38,000 a 41,000 hectáreas de bosque, daño irreversible a la flora y fauna, que repercutirá en el parque Bahuaja Sonene, la deforestación de hectáreas de bosque, llevará a la desaparición de un ecosistema, el cambio climático y medioambientales que sucederán a la construcción del proyecto Inambari de concretarse.

La Selva Peruana es pulmón del mundo, es fuente de agua y en ella discurre la vida de grandes poblaciones de cuyo desarrollo y mercado interno se hace tabla rasa. .

Llamamos al Pueblo de Puno, del Sur y del Perú, a luchar por la defensa de los derechos fundamentales del pueblo de la selva pues este es un problema que no solo afecta a Inambari, sino a toda la región Sur y al Perú, porque nuevamente éste gobierno está entregando nuestros recursos para intereses que no son del pueblo peruano, sino a intereses extraños, en el presente caso Brasil, nuevamente la gran burguesía peruana muestra su carácter entreguista en contra de los intereses del Perú.

Quienes han defendido históricamente el territorio y la soberanía ha sido el pueblo, nuevamente hoy debemos luchar en defensa de Inambari..

Por una Nueva Constitución.
Contra la política neoliberal y entreguista de García Pérez.
Contra la Criminalización de las luchas populares.
Solución Política, Amnistía General y Reconciliación Nacional.

Lima, mayo de 2010.


Comité Organizador.
Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales